Bale, un reto para Ancelotti

El runrún sobre el rendimiento de Gareth Bale ha sido, es y será inevitable. La culpa no es suya, sino de los 101 millones de euros que se pagaron por él cuando ni siquiera era uno de los 32 finalistas al Balón de Oro. En esta reciente edición, el galés ha sido el noveno más votado. Significativo, siendo el mejor jugador de la Premier la temporada pasada y el fichaje más caro de la historia.

Si nos fijamos tanto en su fútbol como en su precio, podríamos acordar que su rendimiento ha sido discontinuo, más que malo. Ha jugado algunos partidos sobresalientes, pero varias lesiones menores le han impedido tener continuidad en su rendimiento. No es fácil cambiar de liga, de club y hacerlo con una mochila de 101 kilos colgada a la espalda. Si acaso, lo más preocupante es el poco peso que parece tener en el juego del equipo. Ése es precisamente el reto de Ancelotti, hacerle sentir tan importante como lo era en el Tottenham, aunque no sea la máxima estrella del equipo. El galés ha demostrado tener la humildad y la inteligencia para no quitar ni un milímetro de foco a Cristiano Ronaldo. Entre ser el gran protagonista y dejar de serlo hay un abismo. Bale es un grandísimo futbolista, pero no debería ser víctima de su precio y de la alargada sombra de Özil.