La gran familia de los motoristas
Ayer me crucé en la carretera con decenas de motoristas rumbo a Pingüinos. Hoy serán cientos, incluso miles, y llegarán hasta Valladolid para celebrar a su manera el inicio de un nuevo año motero. Es una tradición ya de más de tres décadas, pero sobre todo creo que esta concentración ilustra la casta tan especial de los aficionados al mundo de las dos ruedas. Básicamente porque además de ser seguidores de su deporte, se sienten parte integrante de él como practicantes, de una u otra manera. No sólo ven motos, van en moto y esa particularidad les hace especiales.
Por este motivo han sido muchos los grandes pilotos, algunos de los mejores, que han pasado durante tantos años por Pingüinos y por algunas otras concentraciones o eventos del mundo de la moto. Porque ellos se sienten uno más, saben que comparten una pasión que no les deja indiferentes y que valoran sus gestas con unas referencias que difícilmente se pueden encontrar en otras disciplinas. Así que ni el frío, ni la crisis, ni las complicaciones cotidianas son suficientes para que estos otros campeones, los anónimos, se alejen de una forma no de desplazarse, sino de entender la vida y disfrutarla como pocos otros saben hacerlo...