El papá Iker debe volver a sonreír
Un buen día, hace años, Iker me comentó que deseaba ser padre a tiempo para que su hijo creciera y le viera jugar. La feliz noticia ya se ha producido: Sara ha traído al mundo a Martín, con la intervención del excepcional equipo médico de la Ruber (permítanme la licencia del elogio) y el muchacho podrá ver a su padre en activo. Lo que no sabemos es en qué equipo.
Me atrevería a apostar que la paternidad atenuará los impulsos de fuga de Casillas, que aguantará mejor su papel secundario en el Madrid porque Martín y Sara priorizarán, como es natural, su vida. Me gustaría creer que se replanteará con frialdad la idea de buscarse el futuro lejos del Bernabéu. En definitiva, que luchará por recuperar la titularidad y la sonrisa, porque el mejor portero del mundo tiene que estar en el club más laureado del mundo.
Y esta noche le toca dar otra lección a quien dude de su compromiso y categoría. Cuando ha actuado esta temporada en Champions y Copa, lo ha bordado bajo los palos. Casillas está hablando en el campo, listo para volver a recuperar el número uno que se le niega en el club sin argumentos rotundos. Hoy debuta como padre en el Bernabéu y es donde su hijo debería verle jugar en unos pocos años.