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Nadal nunca empezó tan bien

Primer torneo del año y primera victoria. Nadal nunca había empezado tan bien una temporada. Venía de perder en Abu Dabi con Ferrer, pero se trataba de un torneo de exhibición y, como tal, no contabiliza en las estadísticas. El de Doha era su estreno oficial, como ya sucediera en cinco ocasiones anteriores, y esta vez se lo llevó. No es normal que Nadal comience tan pronto a ganar, lo cual es una estupenda señal. A Nadal le cuesta entrar en juego, y normalmente el primer torneo que gana es el de Montecarlo. Así sucedió en 2012, 2011, 2010, 2009 y 2005. Doha viene a ser simplemente una puesta a punto, en la que dos veces se quedó en cuartos, otras dos en semifinales y en una ocasión llegó a la final, que perdió ante Davydenko.

Doha es la 23ª ciudad que le ve ganar. Allí conquistó el 61º torneo de su carrera, y ahora se dirige como un cohete hacia el Abierto de Australia, primer grande del año, donde los rivales le tienen que aguardar atemorizados pues nunca le vieron comenzar tan fuerte la temporada. O mejor que fuerte, tan acertado y fino en su puesta a punto. Nadal aún no se encuentra en su plenitud, sino que busca en estos torneos recuperar sensaciones en partidos de alta competitividad. Ese es el objetivo real, más que enriquecer el palmarés con un nuevo título. La victoria, en este caso, es una señal y una consecuencia de que las cosas van por el buen camino. A partir de ahora sólo pueden ir a mejor. Australia espera la próxima semana.