Un récord cuesta arriba

No se le están poniendo las cosas fáciles a este Madrid de los récords. Ya son 24 victorias seguidas, pero en el equipo se comienza a echar en falta la ilusión y el entusiasmo de las primeras. No llega a ser por Sergio Rodríguez y no sé qué hubiera sucedido ayer en Badalona. Hay mejores pivots que temporadas anteriores, mas a veces aportan lo justito, es decir, no resuelven nada. Tampoco empiezan a faltar las tonterías y las pataletas finales que enturbian y acortan una justa victoria. En resumen, que en lugar de ver la imagen de unos jugadores felices por haber perseguido y derribado un récord que ha durado 52 años y nueve meses, la imagen que nos dejan es la de quien se va a casa después de finalizar una tediosa jornada de trabajo: aburrido y diciendo hasta mañana.

Será, como decía al principio, porque al Madrid no se le están poniendo las cosas fáciles. Para empezar, todos los rivales salen como si tuvieran recompensa por ganar, lo cual es encomiable, pero acaba desgastando. Superarlo dice mucho en favor del Madrid, que cada semana afronta dos pruebas de fuego. Y es que, además, lo del calendario tiene guasa. No se habrá confeccionado en su contra, pero que en el último mes haya jugado siete partidos fuera y dos en casa no tiene explicación lógica. Eso quema y debilita. Jugar en Turquía, Italia, Alemania, Sevilla, Tenerife, Valencia y Badalona ante rivales crecidos y árbitros influenciados por el ambiente, cuesta. Tanto, que el Madrid sigue ganando, pero sin brillantez. Y mañana, el Barcelona.