Lendoiro pone fin a 25 singulares años
Se va Lendoiro. Abrumado por las circunstancias, pone fin a veinticinco años singulares. Lo hizo a su manera, anunciándolo a la una de la tarde del día de Nochebuena. Lendoiro siempre fue original. Con él se va un presidente único, que mantuvo por su puro pulso al Depor durante mucho tiempo varios peldaños por encima de lo que le correspondía. Una Liga, dos Copas, tres Supercopas, varios años seguidos dando guerra en la Champions, victorias en todos los grandes coliseos europeos. Un periodo feliz para la ciudad que alumbró a Luis Suárez y a Amancio, pero que sólo con él vivió la magia.
Un dirigente vocacional, en eso les sacó ventaja a todos. Desde niño quería ser dirigente. Siempre que le vi llevaba en la solapa la insignia del Ural, el club modesto que dirigió cuando era poco más que un muchacho. Llevó al Liceo de hockey sobre patines al título de Europa. Tomó al Depor en Segunda, lo subió a Primera y no sólo lo mantuvo tantísimos años, sino que se permitió el milagro de codearse con los grandes. Eso sí: siempre con un estilo muy ‘sui géneris’, poniéndose la normativa por montera, sin rendir cuentas, adelantando por el arcén, ganándose enemigos nuevos cada año.
Fue un largo milagro, algo así como jugar con cinco naranjas en el aire horas y horas seguidas. Hasta que se caen todas de golpe. Dos descensos en tres años, haber hecho del club el ‘modus vivendi’ de la familia, no percibir que ya no podía controlar los tiempos... Todo eso le ha pasado. Es difícil estar tantos años en el poder sin confundirse. Ahora se va, con el club en Segunda y una deuda de 160 millones. Sí, eso es así. Esa es la foto de hoy, una foto fea. Pero, mirado en perspectiva, ha sido el ‘alma máter’ que ha hecho posible un periodo de brillantez inimaginable. Y se le recordará por eso.