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La prodigiosa noche del 12-1 a Malta

Treinta años se cumplen de aquel 12-1 a Malta, el partido que impactó a toda una generación de aficionados. Antes de jugarse, parecía una misión imposible. Había que ganar por once de diferencia para clasificarnos para la Eurocopa, un poco por culpa de un chanchullo de la UEFA con Holanda. Como desde Malta no se podía televisar entonces, Holanda, pretextando que tenía un compromiso con la televisión de su país, consiguió que la UEFA designara para el Malta-Holanda un territorio ‘neutral’, en Alemania, y a muy pocos kilómetros de la frontera holandesa. Así se las ponían a Fernando VII.

De modo que Holanda tenía con Malta un 6-0 y un 5-0. España había ganado en Malta 2-3, en campo seco y lleno de hoyos. Por eso había que ganar por 11 de diferencia, y estos jabatos que nos visitaron en AS lo consiguieron. ¡Qué buen rato pasamos! Se nota que siguen siendo amigos de verdad, que se quieren, que disfrutan juntos. Aquella camaradería, y el respeto a Miguel Muñoz, que latió en el encuentro, lo hicieron posible. Bueno, y la fe de Rincón, el único que creía antes del partido. Los demás echaban cuentas: 11 goles son 33 ocasiones, una cada tres minutos. Imposible. Poli está loco.

Encima, empezamos fallando un penalti y al poco del 1-0 ellos empataron en un rebote. Al descanso estaba 3-1. Poli Rincón seguía gritando su fe, pero los demás sólo aspiraban a terminar el partido decentemente, con una goleada digna. Pero se dio: fueron nueve goles en la segunda parte, en una vorágine a la que se arrastraron unos a otros y que nunca se repitió en sus carreras de futbolistas. Aquel era un buen equipo que luego sería finalista de la Eurocopa, ante el local, Francia. No hubo suerte esa noche. Aquel grupo mereció el título. No lo obtuvo, pero dejó para la leyenda aquel 12-1. Gracias, amigos.