El carácter sacrosanto frente a la S.A.

Cuando Gómez Navarro emprendió la conversión del fútbol en sociedades anónimas quedó un fleco suelto del que muchos se han quejado después: se permitió a cuatro clubes seguir en su estatus anterior. Aunque se fabricó el argumento de que habían tenido superávit los tres años anteriores, eso era difícilmente creíble, al menos en los casos del Madrid y el Barça. La verdad iba por otro lado: el carácter sacrosanto con que concebíamos entonces (y casi hoy) a esos tres clubes casaba mal con lo de S.A. En el paquete entró Osasuna, para disimular. Y porque Fermín Ezcurra sí tenía las cuentas claras.

De ese cabo suelto se han quejado desde entonces muchos otros clubes españoles, singularmente el Atlético. Miguel Ángel Gil se ha quejado con frecuencia de la ventaja que eso supone para sus competidores. Aquí se le ha dado poca importancia, porque las ventajas de Madrid y Barça sobre el resto son tan grandes en todo que esa se veía insignificante. Respecto al Athletic y Osasuna, están por sí inmersos en la singularidad fiscal de aquella tierra. Pero ahora la Comisión Europea se fija en el asunto y no deja de tener razón. Así que quizá sea el momento de resolver eso de una vez.

Al Madrid no le vendrá mal, Florentino ya lo estaba dejando caer (¿recuerdan la Asamblea?) seguramente porque tenía la información. Un buen lobista siempre está al tanto de estas cosas. Con el Barça y el Athletic quizá sí se levante polémica, porque mantienen un sello distinto. Lo curioso es que el plan de Cardenal para el futuro era permitir que los que ahora son S.A. dejen de serlo, si quieren, o que los que no lo son y suban no tengan que hacerse. Se preveía el viaje en la dirección contraria, en una especie de proceso de ‘desconversión’ voluntaria. Ahora veremos qué sale de todo esto.