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Holanda, Chile y detrás Brasil. ¡Caray!

Acabó el sorteo y alguien me comentó el caso de Francia: ha llegado al Mundial por la gatera, tras repesca, y se ve en un grupo con Suiza, Ecuador y Honduras. España, campeona del mundo y ganadora del grupo de la propia Francia, tiene a Holanda y Chile enfrente, Australia aparte. “Por eso se llama sorteo”, le contesté. Y sorteo viene de suerte. Salvo que pensemos en otras cosas, que es estéril y no hay por qué. Pero desde luego, nos ha ido mal. Chile y Holanda eran, quizá, los más duros de sus bombos. Un buen equipo va a ser tercero en este grupo. Y el segundo se cruzará seguramente con Brasil.

Salió Del Bosque con Juanma Castaño y le vi preocupado. Ha salido justo lo que él no quería, lo había comentado antes. Pero luego comparecieron Van Gaal y Sampaoli y me vine arriba: ellos también están preocupados. Esta vez hasta me resultó entrañable la cara de muro de Van Gaal, y su forma de hablar como si masticara tornillos. El fútbol crea lazos familiares hasta con quienes han sido enemigos. Y, desde luego, él no estaba tranquilo. Ni Sampaoli, que ha fortalecido a Chile. Ya con Bielsa nos dieron un apuro en Sudáfrica. Hace poco, con él, evitamos la derrota en Suiza por los pelos.

Y, decía, en el horizonte aparece Brasil. Quedar segundo de este grupo equivale a salir de Guatemala para caer en Guatepeor. Pero veamos el lado bueno: ser primero del grupo equivale a no verse con Brasil hasta la final, en el supuesto de que llegue. Y al fin y al cabo, España es campeona del Mundo y de las dos últimas Eurocopas. Si recupera su nivel de juego se puede sentir capaz de cualquier cosa. Y si no lo recupera, el problema no va a ser un sorteo más o menos benévolo. Del Bosque y su tropa nos han dado buenas muestras de que en los trances decisivos cumplen. Así que ¿quién dijo miedo?