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En el Barça se aflojan los viejos lazos

Más allá del resultado de anoche en San Mamés, el Barça se enfrenta a un problema que va a más. Algo así como la pérdida de la empatía interna. No es sólo que algunos jugadores empiecen a entrar en decadencia, que también. Son los lazos interiores los que se aflojan. A este partido ha llegado el Barça con Messi en Argentina, con una lesión muscular agravada por un mal manejo de un problema menor y, lo que es peor, deslizando que tiene ofertas de fuera.Tampoco estuvo Víctor Valdés, que un mal día perdió los nervios pero que en todo caso tiene, él sí, con seguridad, su destino escrito fuera.

No hace mucho se vio la perfección en este equipo. La mano segura de Guardiola, la excelencia en el juego, Unicef en el pecho, respaldo en las grandes cancillerías incluso hasta más allá de lo razonable (¿recuerdan a Ovrebo?) y la admiración general. Tantos éxitos hicieron que cada cual creciera sobre su propia estatura. Los menos sensatos empezaron a mirar alrededor y todo se les quedaba pequeño. Cada cual pedía más dinero, acorde a ofertas que le llegaban de fuera o que su agente fingía estar recibiendo. La devoción por la excelencia fue disminuyendo, y la ética del trabajo también.

Guardiola lo vio a tiempo y se marchó. Quedan los mismos jugadores, pero nada es lo mismo. Siguen siendo buenísimos, pero les falta ese plus de la unidad de propósito, del fanatismo por mantenerse en la perfección. Igual queMessi entrega la corona a Cristiano, el Barça la entregará al Madrid o a este Atlético renacido, con su marcha deslumbrante en Liga y Champions. Xavi e Iniesta siguen ahí, como la imagen central de aquel gran Barça, pero lo que se mueve en torno a ellos ya no es lo mismo. Y dudo mucho que el renovado Zubizarreta, al que se le ha estropeado esto entre las manos, lo pueda rehacer.