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Valen más los goles de Callejón y el fútbol de Óliver que el tenis de Klopp

Me gusta. Soy fan de Óliver. Me gusta su sensatez, su discurso inspirado por el Cholo, y su credibilidad. Habla con el convencimiento de que el proceso que está siguiendo hacia su inevitable titularidad en el Atlético es el correcto. Y templa las ganas de los aficionados que, por lo que gusta y promete, le reclaman para “ya”. Pues que siga su calmado proceso de tonificación física de un adolescente que aún está creciendo con el profe Ortega para evitar lesiones y malas pasadas en su desarrollo físico. Y escuchando a su míster para la parte técnica, táctica y mental. A ver si hoy hay minutos en Champions.

No me gusta. “Que nadie me llame los próximos cuatro años”, ha dicho Jürgen Klopp tras su renovación con el Dortmund. Me gusta la claridad con la que habla, pero creo que se está pasando. Ha reconocido que sobreactúa en las celebraciones de su equipo. Y parece que está haciendo lo mismo con su discurso. Nadie le asegura éxito los próximos cuatro años, los resultados gestionan a los entrenadores. Y los equipos no siempre evolucionan como quiere el técnico. Eso le pasa al Barça: vence, pero no convence. Pero su excelencia en cuatro temporadas no son, señor Klopp, como para dedicarse al tenis, según ha dicho en Inglaterra.

Malos tiempos. En la Serie A el Milán está a 16 puntos de la Champions, sólo tres por encima del descenso. Kaká, en los minutos que de momento puede jugar, recuerda a aquel que media Europa quiso. Parece que sólo con la camiseta rossonera es la melena de Sansón, sin ella no hay héroe. Y Montolivo le completa con su abnegada entrega. Y ahí está el problema, que ellos sean lo mejor del Milán. Balotelli es el reflejo de este equipo: descentrado, lesionado, protestando, sustituido. Allegri, superado, reconoce que ha pensado en la dimisión. Y Galliani se fue del campo en el último partido. Irreconocible y sin rumbo desde aquella final del 94 que ganó al Barça en Atenas y hoy vuelven a verse las caras.

El poder sureño. En Italia, la gente del norte dice que de Roma (incluida) hacia abajo, todo es sur. Y, ahora, la supremacía sureña sólo la combate la Juventus. Roma y Nápoles mandan en la Serie A. Y en Nápoles, la pasión va in crescendo con publicaciones que visten de pontífice a Benítez, hacen a Pepe Reina actor de series de televisión y se espera la pintada de José Callejón de un momento a otro en cualquier calle. Porque este Nápoles mejora lascifras del de Maradona, su techo histórico. Callejón, de dudoso a venerado, gracias a seis goles en Serie A y uno en Champions, lidera a los partenopeos sin remedio a una temporada histórica.