Alonso alecciona a Ferrari
Espero que a Montezemolo y Domenicali les haya quedado claro hasta dónde está dispuesto a llegar Fernando Alonso para ganar un título con Ferrari. Su salida desde boxes en la vuelta 45 es un monumento a la Fórmula 1. Lo tiene todo. La valentía de un piloto que suple las carencias de su monoplaza con maniobras audaces, o la destreza y la honestidad de un bicampeón del mundo que arriesga la vida, aunque lo que se juegue sea un quinto puesto. Ejemplar. Otro, a estas alturas de la temporada, como por ejemplo Kimi Raikkonen, no se jugaría el pellejo por diez puntos. Aunque se lo pida Ferrari para el subcampeonato del mundo de constructores, que es lo que estaba en juego, y que lógicamente con semejante coche se inclina a favor de Mercedes.
También me parece increíble que un juez llegue a plantearse que esta maniobra es punible. No tienen otra cosa que hacer. Les encantaría ser más importantes que los pilotos e incluso que los mundiales se decidieran en los despachos. Imaginen qué sucedería si el Pelotón de los Gladiadores (Pérez, Maldonado, Gutiérrez, Hulkenberg y Massa), lo más divertido del año, fueran juzgados por estos árbitros de oficina con semejante severidad. O los adelantamientos inverosímiles de Hamilton o Raikkonen. Se cargarían la F-1 en dos carreras. Campeonato que puede echarse a perder si el año que viene Ferrari, Mercedes, McLaren y Lotus no espabilan frente a Red Bull. ¡Vaya paliza! No me extraña que Vettel lo celebre haciendo donuts. Va sobrado.