Ancelotti, ay, Ancelotti, cómo se te ve el plumero. ¡Pensar que me escandalizó que Mourinho colara a su niño en el autobús y el avión! Y lejos de mí echarle en falta, nadie me confunda, pero este ha colado al hijo (que es de su confianza, claro, cómo no) y al yerno (porque, ¿qué culpa tiene él de que su yerno sea nutricionista?). ¡Qué gran casualidad que entre todos los posibles ayudantes de entrenador o nutricionistas para una superestructura como la del Madrid dos tengan que ser familia del entrenador! Y está por ahí colado también el hijo del preparador físico, ambos (claro) apellidados Mauri.

Hablo del hijo y del yerno porque salieron en la entrevista que concedió Ancelotti en el Corriere della Sera (los toros mansos van a la puerta del chiquero) en la que dijo otras cosas de interés. Una, que el Madrid jugará mejor, porque peor no se puede. Consuela el pronóstico. Otra, que lo de rotar al portero es una anomalía, lo que no sé si es una expresión de desconcierto, de cinismo desvergonzado o de gusto por la broma pesada. Conclusión, la familia está colocada, juega siempre Benzema (esto él no lo dice) y quién sabe si Cristiano no será capaz, él solo, de ganar de una vez La Décima.

Así sea. Pero empieza a parecerme que a pesar de tantos éxitos como ha tenido el fútbol español aún no nos hemos repuesto de los años en los que todo lo de fuera nos parecía mejor. Ancelotti llegó diciendo que esta no era una Liga de dos, sino que había otros, como el Atlético,... ¡o el Zaragoza! No miraba hacia aquí desde el gol de Nayim, me figuro. Pero, revestido de su capa milanolondinenseparisina le hicimos unas reverencias que no se merece. Coló a la familia a cambio de rendir pleitesía a los caprichos del jefe. Juega Benzema, no juega Casillas y ahí se las den todas.