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Chris Coleman no quiere acostumbrarse a lo que le viene encima si acaba renovando por la selección galesa: tiene que tratar con el futbolista más caro de la historia. Eso tiene consecuencias inmediatas. Ha sido el Madrid el que ha pagado lo que ha pagado y debe sentir que son los que mandan a la hora de decidir cuándo juega y con quién. Hay una razón mercantil evidente en ese comportamiento y que nos remonta a cientos de conflictos entre clubes y selecciones durante los últimos años. Pero tiene razón en una cosa: ha habido demasiadas prisas con Gareth Bale. No se le ha fichado para una semana o un año.

Coleman estuvo en el estudio de Sky Sports la noche del debut de Bale y se le veía encendidísimo, muy enfadado. "¿Por qué hace eso Ancelotti?", se preguntaba en antena. Coleman desconoce, y posiblemente ni le interese, la política de club del Madrid, las urgencias, la relevancia de ver a Bale cuando desde todo el mundo se espera justamente eso. Pero puso las bases de lo que será la relación entre el Madrid y la selección galesa como no se tomen medidas pronto: pura desconfianza. Gales es una nación pequeña, pero orgullosa, como debe ser. Habrá que buscar puntos de encuentro entre el club blanco y Coleman.