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Las verdades del barquero

Habrá que suponer que esta vez Florentino Pérez no cargará contra el mensajero, ni podrá acusarle de no querer al Madrid. Entre bambalinas, los socios compromisarios que se reunieron con su presidente han ido desgranando los temas candentes de actualidad y asuntos de enorme calado para el futuro del club. En lo deportivo, se vislumbra su claro desapego del capitán Casillas. Los gustos futbolísticos de cada cual son respetables y, por supuesto, los del presidente del club (siempre prefirió a Buffon), mucho más. Lo que no es de recibo, es que, aunque crea estar entre bambalinas, alimente que Iker no ayuda como debiera. Cabría preguntarle cuánto ha ayudado el Madrid a Casillas en todo este proceso de deterioro de su imagen y de división del madridismo. Más bien, nada. Valorar lo hecho por Mourinho en sus tres años y no lo hecho por Iker en toda su carrera, es toda una radiografía. Además, de filtraciones mejor que no hable Florentino.

Sobre la salida de Özil, puede que el jugador fuese el que se quisiera marchar, como también lo quiso Cristiano. Como negocio es comprensible que se venda al que iba a ser un suplente de lujo por 50 millones. Más allá del salario y los egos, cabe preguntarse los motivos por los que un jugador de esta jerarquía no se siente pleno en un club como el Madrid. En lo institucional, convertirse en Sociedad Anónima Deportiva ya es más que una entelequia. Florentino siempre dijo que el Madrid nunca dejaría de ser de sus socios. Está perfecto, siempre que se gestione como un club de fútbol y no como un club de golf, el viejo sueño de perpetuarse en el poder, lejos del día a día, con un órgano ejecutivo en la gestión...