Ronaldo habla con AS y comenta el error que fue, por parte de Florentino, echar a Del Bosque. “Aún hoy no me lo explico”, le dice a Marco Ruiz. “Estábamos celebrando la Liga...”. No traigo el tema para insistir en lo mal que le ha ido al Madrid desde aquello (ya saben, Florentino sólo ha ganado una Liga en sus diez años de presidencia sin Del Bosque y, por supuesto, ninguna Champions) sino por lo equívoco que es el papel de entrenador. Difícil de valorar, desde luego. ¿Cuánto pone un entrenador en la victoria? Siempre me ha parecido más fácil definir cuánto pone en la derrota: mucho.

Cuando me confiaron la dirección de este periódico, alguien cuya opinión tengo en máxima estima me dijo: “Un buen director no hace un buen periódico; un buen periódico lo hace un buen equipo; pero un mal director destroza un periódico”. Trasladé inconscientemente el concepto al fútbol. Un buen entrenador no hace un buen equipo, un buen equipo lo hacen los futbolistas. Pero un mal entrenador lo destroza. Al Madrid ganador de Del Bosque (dos Ligas y dos Champions en tres cursos y medio) lo deshizo Queiroz, fichado por pura cursilería. ¿Qué fue de Queiroz? Y, sin embargo, Del Bosque...

Estos días Florentino anda recibiendo compromisarios cara a la asamblea. Les prepara ante una eventual conversión en sociedad anónima (¡tantas veces anatematizó esa posibilidad!) y les augura nuevas realizaciones. Otra vez un resort, que ya no sería el anunciado y prometido en Emiratos Árabes, sino otro, en otro sitio y veremos cuándo. Otra vez la vieja promesa de cubrir el campo. Obras, obras, obras. Algún pellizquito a Casillas, de paso. De títulos (13-3 gana el Barça al Madrid desde el regreso de Florentino) poco que decir. Esos se marcharon con Del Bosque, mejor no tocar el tema.