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Una comida en El Palace con Rosell

La Plataforma Barcelona Tribuna, cuyo lema es “el valor de la palabra” tuvo a bien organizar en el día de ayer una comida-coloquio en el Hotel El Palace (ex Ritz) con Sandro Rosell. Previo pago de 50 euros se podía formular una pregunta al invitado durante los postres. El menú, para los amantes de los detalles, remitía al famoso poema satírico de Josep Maria de Sagarra, que ya en su día escribió aquello de “Hem sopat amb molta gent/ i de vegades amb gentussa/però mai tan malament/com als hotels de la HUSA” (Hemos cenado con gente, a veces con gentuza, pero nunca tan mal como en los Hoteles HUSA). En todo caso, bien invertidos los 50 euros si sirven para descubrir una nueva especie (carísima) de rodaballo.

Del coloquio con Rosell, que se defendió bastante bien en campo amigo, no hay mucho que decir. En estos actos se valoran más las ausencias, los asistentes y los detalles. Vamos a ello.
Entre las ausencias destacó Carles Vilarrubí, el vicepresidente que salía señalado en las encuestas de Benedito como hipotético presidenciable. Extrañó su hueco en un medio tan habitual para él como son los frufrus del regio hotel y ejerciendo de anfitrión el Conde de Godó, que, cosas de la transversalidad, compartió un salón que ocuparía las páginas centrales del catálogo en la Casa de las Mantas por la abundancia de cortinas y moquetas, con Jaume Collboni (PSC) y Josep Maria Álvarez (UGT). Los convergentes Vilajoana y Puigdollers se movían más cómodos en ese ambiente. Nunca, claro está, al nivel de Fainé, jefe de La Caixa.
Tampoco acudieron a la comida expresidentes. Ni Montal, ni Gaspart (que era el que aportaba el seudorodaballo) ni Núñez ni, por supuesto, Laporta. Acompañó a Rosell el 80 por ciento de su junta y esos miembros de la sociedad civil que frecuenta el Foyer del Liceu.

A lo largo del debate nos pudimos enterar de cosas sobre Rosell. Que organiza partidos de futbolín en el sótano de su casa y partidos de verdad en La Cerdanya. Y que Màrius Carol (el moderador) no gana jamás.

Que su cruyffismo es “conceptual”. Eso es que como presidente le aceptaría en el palco, pero que personalmente le apartaría con un palo. Que no le consta que los Boixos vayan al Mini: que en una Catalunya independiente, el Barça sería a la LFP algo así como el Mónaco a la Ligue 1; que la construcción de nuevo estadio es la opción menos egoísta que hay y que lee el Twitter y el National Geographic. Todo por 50 miserables pavos. Más barato, ni en Andorra.