Un sábado marcado por la decepción

El de ayer no fue un buen día para el deporte español. Fundamentalmente porque Madrid se ha vuelto a quedar sin esos Juegos que ya acariciábamos con la punta de los dedos y la decepción es generalizada entre los que tan ilusionados estábamos con esa posibilidad. Aunque el primer jarro de agua fría de la jornada llegó algunas horas antes y a miles de kilómetros de Buenos Aires. Los seguidores del automovilismo nos llevamos el primer varapalo viendo a Fernando Alonso tan retrasado en la calificación de ese gran premio que cada año está marcado en rojo Ferrari, el de Italia en el circuito de Monza. Estuvo lejos de las expectativas iniciales y obligándonos, de nuevo, a confiar en un milagro para resarcirnos en la carrera de hoy.

Tras un sábado nefasto quiero sentirme optimista para este domingo de Fórmula 1. Me apetece confiar en otra gran salida de Alonso, un par de vueltas magistrales como las de Spa, un acoso al presumible liderato de Vettel y que la motivación de correr en este templo de la velocidad sea suficiente para poner en apuros serios a un alemán que empieza a parecer imbatible. Pero tengo que reconocer que ver el vaso medio lleno ya me cuesta, supone todo un ejercicio de positividad con poco fundamento a la vista de una racha ya larga de fiascos. En fin, no sé muy bien qué podemos esperar de Monza, el disgusto de Madrid 2020 está demasiado reciente como para pensar en otra cosa. Ojalá Alonso nos ayude hoy a superarlo un poquito…