Florentino es el Rey del Verano
Florentino es el Rey del Verano. En este tipo de cosas es imbatible. De la derrota en el intento por fichar a Neymar se ha compensado largamente ayer, con la hermosa, elegante y cálida presentación del proclamado mejor jugador del campeonato inglés, fachada reclamo de Adidas y la Premier en Times Square este mismo verano. Treinta mil madridistas acudieron al acto, que el presidente inició con un sentido recuerdo a Isidro, padre de Quique Flores, jugador del Madrid a primeros de los sesenta. De ahí en adelante, todo fue perfecto, sin más tacha que los reclamos, fuertes, a favor de mantener a Özil.
Florentino en esto es imbatible. Los veranos son suyos. La primavera, no tanto. La primavera última ha sido del Bayern (Champions), Barça (Liga) y Atlético (Copa). Suelo insistir en que desde que alejó a Del Bosque sólo ha ganado una Liga en siete años de presidencia, y eso a costa de aguantarle a Mourinho carros y carretas. Y ninguna Champions, por supuesto. Luego, cada verano, Florentino se purifica bañándose en este Jordán redentor: grandes fichajes, presentaciones hermosas, ilusión regenerada, buenas palabras, mucho dinero en circulación y así hasta la próxima primavera.
Esto caracteriza a Florentino: grandes operaciones que son noticia hasta en Japón. Pero eso no evita que el Mejor Club del Siglo XX, que heredó, espacie ahora tanto los títulos, hasta un ritmo que no se conocía desde antes de la llegada de Di Stéfano. La plantilla es soberbia, año tras año, pero algo hay en el club que resulta poco convincente para tantos profesionales que lo habitaron, llámense Del Bosque, Figo, Hierro, Raúl, Valdano o Casillas. O hasta Mourinho, que se fue diciendo que todo aquí era política. Yo no creo eso. Yo creo que es decorado. A ver cuándo por detrás aparece algo. Ya urge.