Isco y Bale empujan a Kaká y Özil
Isco sigue en estado de gracia. Marcó dos nuevos goles en la matinal ante el Athletic y parece que eso, más la aparición de Bale, que será presentado esta mañana, empuja fuera del club a Özil y Kaká. Anoche seguían abiertas ambas operaciones, en un día febril de la cancillería madridista, que incluso se atrevía a abordar la posibilidad de Luis Suárez. Buena posibilidad. Benzema sigue igual: fino y frío. Ayer se fue abroncado, pese a dar dos goles. Si el Bernabéu la toma con él, y la está tomando, le va a costar mucho venirse arriba. Cuando salió, Jesé exhibió el ímpetu que a él se le reclama.
Marcó Cristiano, pero el hombre del partido fue Modric, carburador del medio campo. Quitó una barbaridad y jugó imponentemente bien. El estadio le aclamó. He aquí un tipo que reacciona ante las dificultades. Llegó sin sitio, hizo lo que pudo, atravesó la mala temporada madridista yendo de menos a más y ahora, ausentes Xabi Alonso e Illarramendi, se ha hecho imprescindible. La calidad no está reñida con el esfuerzo y el quite. No hay tanta necesidad como se suele pensar de blindar el medio campo con cabos gastadores que corten mucho de cabeza y entreguen mal la pelota. (Y no miro a nadie).
El domingo siguió con las victorias fuera de casa del Atlético y del Barça. Al Atlético, muy firme, le pudo costar el partido un despiste que metió a la Real otra vez en carrera. Y ahí apareció Courtois. ¡Qué portero! Pero el plato fuerte del día estuvo en Mestalla, donde vimos un partido enorme. Messi se fue con tres goles que pudieron ser seis, Hélder Postiga hizo dos soberbios, Víctor Valdés estuvo enorme y Alves en la segunda fue una pared con guantes. Partido grande. Resuelto, claro, por el equipo que tenía a Messi. Al que hay que seguir esperando es a Neymar, que sin cresta parece menos.