De decepciones a exhibiciones
Resulta evidente que nadie puede pronosticar con certeza quién será esta temporada el campeón del mundo de MotoGP. Cada uno podemos tener nuestra sensación o nuestro favorito, pero sólo cuando las matemáticas lo proclamen habrá seguridad al respecto. Señalo tal obviedad porque incluso es posible que Dani Pedrosa se haga acreedor de semejante privilegio en las próximas carreras y yo me alegraré porque es español y, además, lleva mucho tiempo persiguiendo ese objetivo. Pero desde luego que no será por la carrera discreta y anodina que ha protagonizado en el circuito de Silverstone. Lo de arrancar mal me parece lo de menos, porque además le ha cogido el truco a esta suerte y un fallo es asumible; más preocupante me parece llegar a la pareja de cabeza y, una vez consumado este esfuerzo, ser incapaz de inquietarles lo más mínimo. Para mí, ha sido una decepción no poder disfrutar del piloto que debería exhibir otro talante en su búsqueda de ese sueño del número uno de la clase reina, el único que le queda por conseguir.
Y su conformismo se hace todavía más patente por el agravio comparativo que suponen los carrerones de Lorenzo y Márquez. Decía yo ayer, en este mismo espacio, que el mallorquín no pensaba rendirse y aquí tenemos la demostración; Jorge sabía que este circuito le resultaba propicio (llegarán otros que lo serán menos) y quería aprovechar la oportunidad. Lo ha hecho con maestría, inteligencia y coraje, así que nada que objetar a su triunfo. Ni siquiera que quien quiso amargarle la fiesta tenía un hombro fuera de su sitio apenas tres horas antes. Porque si Lorenzo nos ha entusiasmado una vez más, Márquez no deja de sorprendernos. Se equivocó en su caída del warm up (no valoró los riesgos de rodar tan rápido con los neumáticos aún fríos), pero cumplió su penitencia con otra carrera de ésas que no se olvidan fácilmente, rebosante de pundonor y talento. La guinda, al margen de vencedores y vencidos, fue bonito ver a los tres en el podio con esa bandera de Madrid 2020. Ojalá simbolice un buen augurio…