Pues no hubo goleada ni el Barcelona arrasó a nadie. Hubo máxima igualdad y el Atlético le puso en aprietos al conjunto azulgrana. En el global de la eliminatoria no se puede decir que un equipo fuera superior al otro. Pese a la derrota, el conjunto de Simeone sale fortalecido de esta final. Porque el Atlético parece ya maduro para competir de tú a tú ante los más grandes. Y eso es muy bueno para lo que se avecina, la Champions. Mención especial merece el colegiado, Borbalán.
Se imaginan si la jugada de Filipe Luis hubiese sido al revés? Amarilla para cada uno y punto. Impensable expulsar a un azulgrana. En el Calderón, 54.000 personas (muchas culés) vieron amarilla a Busquets, segunda, que Undiano no vio. Le pasó lo peor que a un árbitro le puede pasar: le entró miedo. Ayer el colegiado tomó parte del más fuerte en una jugada dividida. Y la expulsión la decidió el linier de la otra banda.... ¿Se lo imaginan al revés? Imposible. Borbalán campeón.