El modelo marca la diferencia

Lo que hemos logrado las Selecciones femeninas este verano en los campeonatos europeos es un éxito sin precedentes: cuatro oros sin un sola derrota, con 36 victorias en 36 partidos. Una hazaña increíble y casi irrepetible, pero ni mucho menos casual, sino fruto del trabajo, del talento de las jugadoras y de la implicación de la Federación Española, que hace ya unos cuantos años empezó a tratarnos igual que al baloncesto masculino. Ahora superamos a rivales con los que antes no podíamos, que siguen siendo más altos y fuertes, sin embargo nuestro carácter marca la diferencia. En los campeonatos autonómicos, en los que participan 32 equipos, se aprende a competir desde la base, una estructura formativa que no existe en otros países. Funciona, además, la detección de talentos y las concentraciones, y el trabajo de los clubes es muy bueno.

La situación económica actual no es buena y algunas de nuestras jóvenes promesas deberán emigrar, pero creo que los éxitos van a continuar en el baloncesto femenino porque los sostiene un modelo que da resultados, que premia el trabajo y el  talento y nos enseña a competir.