Hay que entender a los genios
Debate en la portería aparte, Özil se ha convertido en el otro foco de discordia, a pocos días del cierre del mercado de fichajes. Los motivos son sencillos: quiere pasar de cobrar cinco millones netos a cobrar siete (de eso se encarga su padre) y quiere tener una consideración de estrella (de eso debería encargarse su entrenador). Entiende que ser sustituido por Ancelotti en los dos primeros partidos oficiales es no considerar su jerarquía. Por eso se sube al autobús a mascullar su frustración; le incomoda que la llegada de Isco (una bendición) le haya apartado de la posición en la que mejor rinde, por detrás de los puntas, como si el nuevo fuera él. Y, para colmo, la alargada llegada de Gareth Bale va a conllevar seguro jugar menos minutos. Probablemente nada que no pueda arreglarse con diálogo o entendiendo la cuestión emocional, al mismo nivel que la futbolística.
Özil es un fuera de serie, que también necesita confianza para sacar lo mejor de su amplísimo repertorio. Tiene ofertas de clubes importantísimos. Especialmente seductora es la del Manchester United. Sería sangrante entreabrir la puerta de salida a un talento tan descomunal como el alemán que, aunque más genial y menos físico, tiene muy poco que envidiar a Gareth Bale.