NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Las manos mágicas de Fernando Alonso en la carrera de Spa

Madrid

La fuerza de la costumbre en ocasiones nos lleva a perder la perspectiva. Vemos tantas carreras, nos llega tanta información sobre ellas, nos resultan tan cercanas que a veces olvidamos la grandeza del deporte y de sus deportistas. Nos parecen habituales circunstancias extraordinarias y consideramos comunes cualidades excepcionales. La dificultad de pilotar un monoplaza de Fórmula 1 se sale del entendimiento de cualquiera de nosotros, aunque verlos cada domingo en la tele lo haya convertido en algo casi cotidiano. Los mejores llevan esta excelencia a un nivel superior y de, cuando en cuando, se producen situaciones que sirven para agitarnos, para desplazarnos de esa normalidad que en realidad no es tal. Una de ellas se produjo el pasado domingo con Fernando Alonso durante la disputa del GP de Bélgica y cuanto más veo el video, más impresionante me parece.

La carrera en Spa acaba de comenzar, apenas se llevaban dos vueltas de competición. El asturiano tenía una de esas jornadas de gracia en las que todo parece salirle a la perfección y estaba consumando una sensacional remontada que se inició con su salida de misil. A la caza de los pilotos que aún le precedían, terminaba la trazada de la rapidísima curva de Raidillon, a casi 300 por hora. Pie a fondo, desafiando los límites, buscando esa gloria que últimamente se le resiste. En ese preciso momento, su Ferrari pareció cobrar vida, buscar su camino propio y soltó un tremendo trallazo, en una rebeldía que le pudo costar un disgusto a Alonso. Pero no fue así, no era el día. En milésimas de segundo llegó la respuesta de unas manos mágicas, un contravolante casi imperceptible para mantener el orden de las cosas. Y el F138 obedeció a su domador, entendió quién mandaba allí y siguió por lo negro, debía de llegar a la meta, al podio… Detalles, matices o instantes pero que son la definición más precisa de la grandeza de un campeón.