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Bale es la calma en el ojo del huracán

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Los siete goles del Barça al Levante quedan ya muy lejos, al cabo de siete días. Ni en el Calderón, ante el Atlético, ni ayer en Málaga, confirmó aquella primera sensación. Los rivales eran más que el Levante, claro, pero además faltó Messi, que si en el Calderón se mantuvo durante la primera parte visiblemente mermado, ayer ni siquiera estaba citado. Messi se tiene que notar por fuerza, es un jugador de los que salen cada muchos años, pero dos partidos sin él han dejado la sensación de que el Barça de Martino se queda demasiado huérfano. Ayer empezó bien, pero fue a menos y le sobrevoló la sombra del empate.

Ya veremos qué pasa el miércoles, pero si sigue Messi ausente el Atlético puede soñar. El Atlético sí está bien, pleno de fe y de funcionamiento, con Diego Costa excelente y Arda Turan superior. Y Villa, aunque no marcó, las tuvo. Se le ve fuerte, despierto y rápido. El arranque del Atlético ha permitido comprobar que mantiene la velocidad de crucero del curso pasado, que hay vida después de Falcao y que los jugadores siguen escuchando con la misma fe a su entrenador. Todos los proyectos tienden a agotarse, pero este del Atlético parece todavía en su fase ascendente. La gente disfrutó en el Calderón.

El Madrid desembarcó en Granada tras dejarle Ancelotti un tirón de orejas a Martino en la conferencia de prensa. No me gustan mucho estas polémicas, pienso que en el fútbol tiene más razón el que antes calla, pero la verdad es que Martino se pasó bastante con lo de Bale que, por cierto, disfruta del sol y del agua en Marbella. Dicen que en el ojo del huracán, este no se percibe. Ese es su caso. Provoca el huracán, pero él se relaja a la espera de noticias, disfrutando como un veraneante más. Mientras viene o no viene, Cristiano sigue siendo la cara de este Madrid. Ese sí que es imprescindible. Como Messi.