Viaje al lujo asiático en avión low cost
El Barça cambió Bangkok, una ciudad que parece diseñada por Douglas Trumbull, guionada por Jodorowski , dirigida por Ridley Scott y dibujada por Manara, por el lujazo asiático de Kuala Lumpur. Nada más aterrizar en el aeropuerto internacional de la capital malaya te encuentras un bosque metido en medio de una terminal. Literal. Aquí tocan pasta y te lo quieren hacer saber nada más salir del finger.
Que el Barça llegara a la ciudad que se ha convertido en el epicentro de la ingeniería para la velocidad gracias a la manga de pasta que invierte la empresa de petróleo y gas del país, la Petrolian Nasional Berhad, más conocida como Petronas, con un avión estilo Hacendado (de marca blanca) que salió una hora y media tarde porque tuvo que repostar en pista con el pasaje dentro y ni un coche de bomberos a la vista, demuestra que este club mantiene los valores de humildad que casan con decisiones como prohibir las fotocopias en color o desactivar del móvil los datos de teléfonos corporativos en la gira para que no suba la factura. Lo fácil cuando llegas a Malaisia es hacerlo con un cañonazo de avión, uno de Qatar Airways, por ejemplo.
Lo suyo sería marcar paquete ante los que tienen el circuito de Sepang; que patrocinan la escudería Mercedes Benz y el GP de China de F1; que poseen el 40 % de Sauber Engineering; un aeropuerto por el que pasan a 45 millones de pasajeros al año (pronto llegarán a 100) y en el que están construyendo un campo de golf y un parque natural para que los pasajeros con jet lag puedan relajarse. Pero el Barça no es así de chulo. El Barça llega en low cost hasta Kuala Lumpur.