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De Isco y Kaká a Messi, Neymar y Cesc

Madrid y Barça se desperezan y dejan buenas sensaciones. En el Madrid sobre todo Isco, el triunfador en Phoenix, donde hizo maravillas ante Los Ángeles Galaxy. También lució Casemiro, que se asienta, en tareas que podríamos asociar a las de Sergio Busquets en el Barça. Y Benzema, que salió en la segunda parte y marcó dos goles limpios, con ese aire de facilidad técnica que le caracteriza. Y Di María, que se va a resistir a entrar en la operación de Bale porque quiere quedarse y demostrar que es jugador del Madrid. Y Cristiano, claro, como siempre. Al que le echaron el toro al corral fue a Kaká.

Ancelotti, que sabe a lo que ha venido (espero que no se le vea demasiado el cartón), le puso de salida. Y muy arriba, liberado de recorrido, tratando de aprovechar lo que le queda a Kaká, que es su facilidad de disparo desde las proximidades del área, donde coloca el balón con rara precisión en los dos palos. Pero entró poco en juego, no pareció que ese sea su sitio. Ancelotti le tratará de hacer ver a Florentino que por él no va a quedar, pero va a ser difícil. Cuanto más tiempo para, más lejos queda el recuerdo del gran Kaká, más presente se hace su persistente convalecencia. Y hay muchos que empujan.

Y ayer, el Gamper, que Martino inició con un guiño a los que ganaron la Liga, con Messi a la cabeza. Neymar tuvo que esperar a la segunda parte, en el papel de aspirante, y gustó. El chico es listo y habrá entendido bien el manejo de Martino. El que también entró tras el descanso y no es tan fácil que lo entienda es Cesc. Lo dicho: Madrid y Barça se desperezan. Pero el suceso del día estaba cerca del Gamper, donde las chicas del waterpolo emocionaron a España con una medalla de oro que confirma a una generación que avisaba de que haría cosas grandes. No sólo de fútbol vive el hombre.