Un equipo made in Odriozola

Ya hay equipo para los Mundiales de atletismo y no aprecio cambios en los criterios de selección que tan mala imagen nos da. Ni el nombramiento de director técnico ni que haya menos presupuesto han cambiado las cosas. Los recortes que obligan a otras federaciones a seleccionar sólo a los deportistas con posibilidades de medalla, y algunas ni eso, no afectan al atletismo. Es cierto que esta expedición de 41 atletas nos retrae a 1993, pero sólo va un atleta menos que en los Mundiales de 2011, de donde volvimos avergonzados. Diez, además, acuden con la mínima B, que la que abre las puertas a los teloneros para que la Federación Internacional pueda presumir de una alta participación, y en esto Odriozola es muy aplicado.

El atletismo español no da para llevar a 41 atletas. Su clasificación media en el ránking mundial se sitúa en el puesto 42. Los hay magníficamente situados, como Eusebio Cáceres, Ruth Beitia, Kevin López, incluso Frank Casañas y Julia Takacs; la presencia de otra media docena más de atletas también se podría justificar. El problema viene con el resto. El desequilibrio es enorme. Se mezcla en el equipo gente que va a luchar por las medallas con otra que son la 60/70 del mundo. Ni cribando el ránking mundial y dejando sólo tres atletas por país y prueba, que son los que participan en los Mundiales, la mayoría logra situarse entre los 30 mejores. Así, difícil pasar de ronda. Esto, aparte de mala imagen, resulta una frivolidad en tiempos de crisis.