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Amor al segundo mordisco

Entre los méritos de Luis Suárez le atribuyo uno de ámbito meramente personal, y me estoy refiriendo a mi modesta (léase molesta) persona. Me explico. Superado el rabioso mourinhismo, me opuse firmemente a la idea de fichar a un jugador que mordía, en este caso literalmente. Tras reflexiones posteriores y una Copa Confederaciones después, he concluido que la contratación de Luis Suárez no sólo es recomendable deportivamente, sino aconsejable desde el punto de vista de la concordia universal: convertir a un hombre lobo en pacífico ciudadano será símbolo de los nuevos tiempos, además de una misión que sólo puede lograr Ancelotti (más difícil lo tuvo con Ibra).

Suárez, ya en serio, es el delantero que precisa el Madrid porque es mucho más que un delantero: participa, agita, impulsa y remata. Es dinámico, intenso, orgulloso y profundamente uruguayo, valga la redundancia. También es complementario con Cristiano. Su fichaje remataría una plantilla que ya es excelentísima sin Bale, aunque tanto nos gusten las hermosas guindas rojas.