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Rooks, en la Montaña de los Holandeses

En Alpe d'Huez, el día en que Pedro Delgado se vistió de amarillo y empezó a ganar el Tour de 1988, fue una fiesta holandesa. Ganó Steven Rook­s y rompió una racha de tres visitas sin triunfo neerlandés, cuando entre 1976 y 83 sus ciclistas ganaron seis veces: dos de Zoetemelk, dos de Kuiper, dos de Winnen. Era tradición que millares de aficionados de este país acudieran al monte de las 21 curvas, al que por entonces se le llamaba la Montaña de los Holandeses. Ya no, al año siguiente (1989) ganó Theunisse, y este es el último vencedor de los Países Bajos en esta cima.

Cuando tenía 18 años Steven Rooks (7-08-1960, Oterleek) ya destacaba como ciclista y en patinaje sobre hielo. Pero le gustaba más salir de marcha con sus amigos. Fumaba y dicen que era capaz de beberse hasta cuarenta cervezas en una noche.

En 1981, todavía amateur, Steven destaca en la París-Niza y al año siguiente ficha por el mejor equipo holandés de la historia, el Raleigh de Peter Post, del que fue pronto despedido por negarse a cederle la rueda al gran Gerrie Knetemann. Dos veces más firmaría con Post y siempre salió mal.

El francés Jean de Gribaldi le recuperó en el SEM (1983), pero sin sueldo. Rooks, que ya ni bebía, ni fumaba, vendió su coche para poderse pagar una concentración en Francia. El PDM fue su equipo y aquel Tour 88, su cumbre. Rooks no sólo ganó en Alpe d'Huez, quedó segundo en la general tras Perico (a 7:13) y fue el primer holandés que ganó la Montaña. Steven montó un bar (qué otro negocio podía ser) en Warmenhuizen y para los aficionados holandeses fue motivo de peregrinación ver expuesto allí el maillot de lunares rojos.