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Sordo, de decepción en decepción

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Se marcó su propio desafío, él mismo dibujó el escenario: “Si este año no gano un rally, me voy a casa”. Palabra de Dani Sordo. Fue una declaración tan contundente como esperanzadora, animaba a pensar que el cántabro tenía las ideas muy claras en su retorno a Citroën y que confiaba en su talento para convertirse en el heredero natural de Loeb. Sin embargo, cruzado el ecuador del Mundial 2013, la situación es bien diferente. Sordo no es que no haya ganado ese rally vaticinado, es que en estos momentos es el sexto clasificado del campeonato a la friolera de 95 puntos del líder Ogier. Vamos, un auténtico desastre se mire por donde se mire, sobre todo considerando que el ‘jubilado’ Loeb se ha permitido el lujo de conseguir con el mismo coche dos de las victorias que quería para sí el español.

Ya en su momento dije que para mí el pronóstico de conquistar un triunfo podría llegar a ser secundario si la sensación que dejaba Sordo era la de estar ahí, en la pomada por ganar rallys y también pelear por el título. Por eso me parecen preocupantes sus resultados hasta ahora, porque yo al menos no tengo la impresión de que sea un aspirante serio a nada. Y tampoco me convenció en absoluto el planteamiento conservador que Citroën le impuso en Grecia, priorizando un podio en detrimento de sus opciones de victoria. Así no se puede ser en absoluto ambicioso. Sumando unas cosas y otras diría que su crédito se está agotando, así que ahora sí que necesita con urgencia y de forma imperiosa ganar un rally que le reconcilie con sus objetivos. Eso… o él mismo planteó la alternativa.