Todos querían hacerse la foto

Pocas veces acudes a un estadio sabiendo con certeza que ganas seguro. Eso permite ciertas licencias. Tras el empacho de fotos del miércoles en el entrenamiento, los nuestros aprovecharon para seguir inmortalizando el momento de estar en un santuario como Maracaná. Los campeones del mundo, de turistas. Aunque los que han reventado las cámaras y móviles han sido los de Tahití. En la playa, en el terreno de juego. Solo les faltó pedirle al árbitro que parara el partido para hacerse la última foto.

Y la verdad, merecía muchísimo la pena. El nuevo Maracaná hace honor a la historia. Es una monada. La joya del próximo Mundial. Moderno, funcional y conservando su ubicación en plena metrópoli. Ayer, viendo cómo caían los goles en la portería del representante de Oceanía, a uno le dio por imaginar un nuevo Maracanazo dentro de un año, pero cambiando a Uruguay por España en la gran final del Mundial. Sí, entre foto y foto, aún tuvimos tiempo para soñar.