El rugby busca soluciones

El rugby español celebra un Congreso para buscar soluciones. Con un pasado un tanto anónimo y un presente sin grandes perspectivas, poco se puede esperar del futuro. Hacen bien sus dirigentes en negarse a seguir así. "Encontrar los problemas y proponer las soluciones" fue la frase más repetida. El punto de partida no es malo, porque el rugby es un deporte bien conocido, muchísimo más que otros donde nos va mejor, aunque nos suenen a chino. ¿Cuál es el problema? Que no ganamos nada. La Fórmula 1 era para nosotros más desconocida que el rugby, apareció Alonso, y desde entonces nos atrevemos a hablar con descaro de aerodinámicas, de neumáticos, de reglajes, de estrategias y de cuanto haga falta, algo inimaginable hace una década.

Podemos recordar los nombres de algunas nadadoras de sincronizada, pero nos es imposible citar a un solo jugador español de rugby. Pues sí, tenemos un problema. Un problema que se agrava, porque no vemos jugar a los niños al rugby, ni siquiera en las playas, que son un escenario magnífico. Tampoco vemos a las niñas ponerse a jugar a hacer sincronizada en las piscinas, mas quienes quieran practicar este deporte tienen referentes. En el rugby no los hay. Pese a todo ello es encomiable que se reconozca la realidad y se busquen salidas. Sobre todo, porque ha dejado caer dinero del cielo. La Federación de Lucha ha empezado a dar clases de autoprotección a las mujeres. Pues el rugby podía empezar a hacerlo divertido a los niños. Parte con una ventaja: es un juego.