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Final de Copa, Cibeles contra Neptuno

De Cibeles a Neptuno. Ese era el título de una estupenda serie que produjo y emitió Telemadrid en mejores tiempos que estos. Lo he tomado en homenaje a aquella serie para la portada de hoy, este día en el que la vieja rivalidad madrileña reclama de nuevo su espacio. Tan clásica como la del Clásico, algo depauperada, sí, estos años por la persistente superioridad del Madrid, pero capaz aún de mover la hormona a ambas aficiones en una ocasión especial como esta, una final de Copa. Un título al que damos menos valor que antaño, pero que en estas circunstancias vale mucho para los dos.

Para el Madrid, que se ha quedado sin Liga ni Champions, el peor remate posible de este mourinhato boqueante sería otro fracaso aquí. Ganar no cubriría los objetivos de la temporada, pero al menos permitiría a Florentino disimular la cantada. Para el Atlético, ganar sería un estallido formidable; después del manguerazo de títulos europeos con que solventan los atléticos las discusiones en este tiempo, ganar la Copa en el Bernabéu sería el ‘summum’. Perderla sería alargar la racha mortificante, escuchar de nuevo una y otra vez lo del siglo pasado. Sería el derbi número 26 consecutivo sin ganar.

El Madrid es favorito claro. Lo dicen las apuestas. Pero el Atlético está firme, nucleado en torno a Simeone, mientras en el Madrid el deterioro del mando de Mourinho (ayer ni compareció ante la prensa ni fue en el autobús con los jugadores al hotel) es ya explosivo. Sergio Ramos aclaró que esta es una final para los jugadores. Y el Madrid los tiene formidables, empezando por Cristiano. El Atlético tiene jugadores más una mano creíble que dirige y ordena. Un pequeño plus, sólo eso, pero un plus. ¿Bastará? Cibeles y Neptuno se miraban anoche de reojo. Hoy habrá fiesta en una plaza y soledad en la otra.