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Mourinho desoye el ruego de Florentino

Florentino, pobre hombre, pidió anteayer unidad hasta la final de Copa, en uno de esos actos-bacalá diseñados como precampaña electoral ante unas elecciones que espera que no haya. Mourinho no le concedió la merced. Ayer volvió a comparecer ante los muchachos de la prensa, nosotros, o sea, para descarboxilarse de nuevo. Pepe es un frustrado, Iniesta tiene que pensar por qué sin Messi juegan peor que con él, Diego López va a jugar hasta que Colón baje el dedo, o hasta que el propio Mou se vaya del Madrid... Cuestión esta, la única que importa, sobre la que tampoco aclaró nada.

Cuándo y por cuánto se irá Mou-rinho. Eso es lo que quiere saber la afición. Mientras dure, ya sólo es una llaga en carne viva que huele mal y escuece. Florentino lo merece, bien mirado. Él es el responsable. No ya por haberle contratado, que en su día fue una decisión comprensible y razonable, aunque costó un traspaso de aúpa, sino por haberle ido tolerando una tras otra. Ha sido un ejercicio prolongado de cobardía moral que ha desacreditado al Madrid pero sobre todo al propio Florentino, otrora personaje respetado, hoy víctima masoquista de los desafueros de un subordinado insubordinado.

A todo esto, Mourinho trata de desviar el foco al tema Casillas. Pero nadie le hostiga con Diego López, que ha parado muy bien hasta que él ha empezado a ponerle nervioso. Hubo cierta intriga cuando se recuperó Casillas, pero el propio Diego López enterró el tema. Y también Casillas. Pero Mou elige ese tema para presentarse como víctima de una conjura que no existe. Simplemente, es un borde que no ha ganado tantas cosas como para que se le perdone serlo. Por eso hay tanta gente harta de él. También muchos directivos. Hoy hay junta y muchos murmuran, pero ¿quién le pone el cascabel al gato?