El portero provisional será eterno
El libro de honor de la portería del Atlético: Tabales, Domingo, Reina, Abel, Molina y Courtois. Llegó a préstamo, un teórico contrasentido respecto a la supuesta grandeza de la camiseta que viste. Y así sigue, no sabe hasta cuándo, pendiente de si las negociaciones consiguen arrancar un año más de cesión o tiene que volverse al Chelsea, club que posee sus derechos pero donde aún no ha jugado. Pese a su caducidad contractual y afectiva, el belga ya es historia en el Manzanares y un referente para la grada. Su foto en la alineación titular de los títulos de la Europa League y la Supercopa, media docena de paradas extraordinarias en la retina, récords de los que se quedan a su nombre en las hemerotecas y se refrescan con el paso de los años (el último, a tiro de conseguirlo mañana) y a unos centímetros, salvo hecatombe de última hora, de inscribir su nombre en el trofeo Zamora. El guardameta provisional será eterno.
Su temporada está siendo formidable. En el debe, una cantada frente a Bueno de la que se repuso al instante, el temblor de piernas habitual contra el Barça y ese complejo patológico heredado de sus compañeros cuando se ve frente al Madrid y CR7. En el haber, mucho más: muy pocos goles encajados, paradas consecutivas que le han llevado a convertirse en una celebridad de las redes sociales, dominio por alto y por bajo, mando y compenetración con su defensa (salvo con Juanfran, siempre indescifrable), puntos a su cuenta, seguridad Sólo queda la final de Copa para establecer el balance del curso. Sus virtudes, otra vez frente al espejo de su talón de Aquiles. Impasable o vulnerable. Cristiano decidirá.