Florentino aguantando provocaciones
La pregunta en la calle es: ¿lo que busca Mourinho es que le echen? Una vez que el Borussia eliminó al Madrid de la Champions poco brillo puede obtener ya el nunca bien ponderado Mourinho en el Madrid. La plantilla no le aguanta, de la afición sólo le soportan los ultras más una ‘intelligentsia’ tardofranquista amante de la pulsión autoritaria que representa. Pero a unos y a otros tiene poco que ofrecerles. Una Copa, una Liga, quizá otra Copa... Y para los que comulguen con ruedas de molino, la supuesta aniquilación del gran Barça, que en realidad se agotó por sí mismo, como demostró el Bayern.
En todo caso, el madridismo está en crisis, léase cambio, y ya se sabe, y no sé si el primero que lo dijo fue Churchill, toda crisis es mitad un fracaso y mitad una oportunidad. Crisis, cambio. El cambio parece evidente: Mourinho no seguirá, porque no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista. Un buen entrenador al que el Madrid le vino grande. En su victoriosa carrera aparece ahora una cicatriz, porque por muchos moños que se ponga no vino para esto. Ni para tres semifinales, ni para una Liga de tres, ni para ganarle a un Barça agotado por mucha (o muchísima) menos diferencia que el Bayern.
Tampoco Florentino vino para esto, y se pone tantos moños o más que Mourinho. En sus diez temporadas (interrumpidas por una deserción sobre la que correré un tupido velo) el Madrid ha ganado tres Ligas, una Champions, una Intercontinental y quién sabe si dos Copas. Y alguna Supercopa también, sí. En diez años. Muy poco. Y si descontamos lo que ganó con Del Bosque, se queda en el palmarés de Lendoiro con el Depor, o así. Hagan ustedes la cuenta. Eso es lo que hay. Eso y la sumisión a las provocaciones de Mou, que negocia con el Chelsea mientras Florentino se da pisto con Vargas Llosa.