Gündogan por si se va Xabi
El Madrid, siempre un ejército de creyentes, cayó como un coloso en la Champions, con un Santiago Bernabéu entregado y orgulloso de su equipo. Sin embargo, de los muchos focos de la eliminatoria, conviene pararse en la sala de máquinas, donde Gündogan, tanto allí en Dortmund como en Chamartín, se erigió como un futbolista maravilloso. Aún mermado físicamente, el mediocentro alemán de origen turco supo marcar el tempo del encuentro, poner la pausa contra la prisa del Madrid y se mostró incansable llegando desde la segunda línea.
El Madrid suele asirse siempre a la batuta de Xabi y a la jerarquía de Cristiano. Ambos estuvieron por debajo de sus prestaciones. Al tolosarra no se le puede negar su carisma, su temperamento, pero se echó de menos su control de la situación. Quién sabe si sobre su cabeza revolotea su futuro o esos intangibles que sólo el tiempo aclaran, pero lo cierto es que Xabi no ejerció de lo que es: el mejor mediocentro de Europa. Una de las peores noticias que podría recibir el Madrid este verano sería su no renovación. Por eso tiene más valor la actuación de Gündogan, al que bien recordará Diego López por haberle hecho dos paradas sencillamente maravillosas; la primera, en aquella jugada maradoniana de Dortmund que acabó en zapatazo a la escuadra; y la segunda, en la que le hizo estirarse de palo a palo. Si Xabi se acaba yendo, sería, sin duda, un gran recambio.