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Las gestas nacían en el Bar Sanchís

En las viejas y añoradas remontadas (conste que si no ha habido más desde los años 90 es porque el Madrid es tan bueno que no ha tenido necesidad de levantar grandes goleadas en contra), el ambiente de hazaña daba inicio con la ingesta generosa de aceitunas con anchoas y patatas bravas en el bar que tiene frente al Retiro Sanchís padre, uno de los héroes de la Copa de Europa de los Ye-Yés (1966, 2-1 al Partizán). Después, me iba con mis colegas de toda la vida (Chato, Rafa Corredera, Pipo Agustín, Toñín El Largo, Javi el Médico, Juanillo, Chule, el gran Nacho y Miguelín) a la calle Concha Espina a comer un bocata de calamares en el Cachirulo, ya extinto, y unas cervezas en el Birra antes de entrar al santuario del Bernabéu como motos. Gente con fe.

Los tiempos han cambiado, lo sé. Ya no estamos de pie, ni necesitamos estar dos horas antes en las gradas calentando motores ni gargantas, ni hay carajillos de Soberano, ni hay 5.000 ultras arrastrando a todo el estadio (ahora hay 900), ni existe una Grada Joven en el Fondo Norte que equilibraba la batalla de la animación en la parte que daba a la calle Rafael Salgado, ni está El Tiri con su megáfono... Ahora, hay que conformarse con montar esta parafernalia fuera del campo. Por eso, el club ha decidido poner hoy una carpa en la fachada principal del Bernabéu, en el Paseo de La Castellana, que caldeará a la tropa desde las 18:00 horas. Hay que recuperar El Espíritu de Mestalla. La carpa de 2011 alimentó la Copa ante el Barça. ¡Hala Madrid!