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A dos pasos de la Décima, se puede

Florentino da ánimos. La esperada remontada del Real Madrid empezó en el vestuario de Dortmund. Florentino bajó del palco con cara de pocos amigos. Se le escapaba la Décima, la ansiada Décima. Tampoco con Mourinho se podría conquistar el gran objetivo, el gran sueño. Su equipo había sido superado de manera preocupante. El presidente estaba enfadado. En ese trayecto hasta el vestuario hubo poco espacio para el optimismo. Pero, antes de abrir la puerta, apretó los dientes e intentó forzar una leve sonrisa de complicidad, de esperanza. Se encontró con un equipo roto. El futbolista más afectado, el más hundido, era también el más grande, Cristiano Ronaldo. El portugués está realizando una temporada espléndida. Su comportamiento está resultando ejemplar. Siempre dando la cara, tanto que en ocasiones se la han partido. Florentino estrechó la mano de todos los futbolistas con las mismas palabras: “Lo podemos conseguir. Somos el Madrid. No sería la primera vez. Jugaremos en el Bernabéu con nuestra gente”.

Gritos de Iker y Cristiano. Los futbolistas agradecieron el gesto y en pocos minutos cambiaron el discurso. Empezaron a creer en la remontada. Incluso Florentino se sorprendió de la rápida reacción del equipo. En el autobús, cuatro de ellos llevaron la voz cantante y lanzaron gritos de ánimo: Sergio Ramos, Xabi Alonso, Iker Casillas y, como no, Cristiano Ronaldo. En tiempo récord se había pasado del dramatismo, del pesimismo a la ilusión, a la esperanza. Antes de coger el vuelo de regreso, Mou y sus jugadores se encontraron con un grupo de aficionados que les increpó, les insultó. Con uno de ellos se enfrentó Sergio Ramos. Estas situaciones no son agradables pero pongámonos en el pellejo de esos seguidores madridistas. Habían hecho un esfuerzo enorme para estar al lado de los suyos. Habían recorrido un montón de kilómetros para disfrutar de una noche grande y se llevaron una tremenda desilusión.

La afición y Juanito. En un país con más del 27% de paro, el fútbol ayuda a evadirse por unas horas. Esos madridistas, varios de ellos sin trabajo o con pocos recursos, se dejaron sus ahorros en el viaje a Dortmund. Resulta fácil criticar el comportamiento de ese centenar de aficionados. No es justo. Se equivocaron pero hay que disculparles. Menos disculpa merecen aquellos jugadores que no tuvieron el gesto de saludarles desde el terreno de juego al final del partido. Peor fue eso.

El Bernabéu, una caldera. Las camisetas blancas que llevarán los aficionados más una imagen enorme del recordado Juanito en uno de los fondos convertirán el estadio en un marco espectacular. La afición colocará el 1-0 en el marcador. Sólo faltarán dos goles para la remontada. Muchos jugadores tienen la oportunidad de demostrar que merecen vestir la camiseta del Madrid. Higuaín tiene que poner la garra de las grandes ocasiones. A Özil le toca lucir en un partido grande. Y así todos y cada uno. Cristiano estará. No es madridista de cuna. Tampoco salió de la cantera. Ni falta que hace. El portugués sí estará. Se acerca una noche grande, la mejor noche posible. La Décima está a dos pasos. Se puede... y Punto Pelota.