Mourinho: la Décima y la Tercera

Ayer compartí mesa y mantel con un madridista de cuna y sin dobleces. Un madridista de esos que nacieron cerca del Bernabéu, que se bañó junto a sus padres en la piscina que estaba en la parte donde se encuentra ahora el centro comercial y que, además, jugaba en el viejo campo de tierra las pachangas en las que un día compartía equipo con Gento y otro con Pachín o Amancio. Un sueño para un chaval que creció en el Madrid de siempre.

Me preguntó por la fe que tenía en Mourinho y le expliqué que lo veo como el número uno en el banquillo. Pero cuando analizamos el balance final, los dos coincidimos en que Mou necesita ganar esta Champions para entronizarse entre los grandes de la historia del club. Si nos quedamos a la puertas de la Décima, el portugués habrá completado tres cursos sin una Copa de Europa que llevarse a la boca. Seamos sinceros. Cuando Florentino lo fichó en 2010 asumiendo sus contraindicaciones (todas alejadas del campo), la condición sine qua non para justificar la apuesta era "que nos traiga la Décima".

Creo honestamente que lo va a conseguir. Ha enchufado al equipo para que llegue a los exámenes finales con la cabeza limpia y las piernas frescas. Y teniendo a Cristiano en tu equipo, es más fácil aspirar a todo. Eso sí, me gustaría que si llega ese gozoso caso no se repita la escena vivida cuando ganó con el Inter la Champions ante el Bayern. Si conquista en Wembley la Décima (él dirá que es la Tercera, ¡pero el caso es que la gane por Dios!), debería dejarse de pamplinas y anunciar que él cumple lo que firma. Acaba en 2016. El Madrid no es el Inter. Un respeto.