¿Alguien dudaba de que esto fuera a pasar?
El domingo arrancó con el jarro de agua fría de una avería en el Ferrari de Alonso que le dejaba sin opciones al triunfo. Menudo chasco en el día que todo apuntaba a otra carrera épica del español. Bueno, sabíamos que nos quedaban las motos en Austin, una apuesta casi siempre segura… como así ocurrió. De nuevo un pleno, tres ganadores que además estrenaban su palmarés en sus categorías: Rins (y en su caso también primer triunfo mundialista) en Moto3, Terol en Moto2 y un increíble Márquez en MotoGP. Sin duda, esta última gesta es la más impresionante y destacable, por todas las connotaciones que tiene: vencedor a la segunda tentativa y el más joven de la categoría reina desbancando a mi idolatrado Freddie Spencer. Ahí queda eso…
Mi sensación tras la victoria de Marc fue de enorme satisfacción, pero en absoluto de sorpresa. ¿Alguien dudaba de que esto fuera a pasar? Me refiero a que el ilerdense lucharía por las victorias esta misma temporada, no sólo por los podios que eran muy accesibles con su talento, estando en el equipo que está y llevando la moto que lleva. Yo, al menos, tenía el convencimiento de que la victoria llegaría este año, quizá no tan pronto pero tampoco a mucho tardar. Era cuestión de que el chaval cogiera en competición la confianza que ya había demostrado en los entrenamientos invernales. Y el circuito de Las Américas era ideal para ello, después de dejarnos a todos con la boca abierta en la pretemporada siendo más rápido que Lorenzo, Pedrosa y Rossi. Y esto no ha hecho más que empezar.