A la espera de que la experiencia pudiera decirme otra cosa, lo cierto es que yo las decisiones de Dorna me las tomo casi como un dogma de fe. No digo que sean infalibles, que acierten en todas y cada una de las medidas que adoptan, pero en general creo que su saldo es claramente favorable. Es así porque hablamos de una empresa, y por tanto con sus intereses particulares legítimos, dirigida por gente de las carreras, que saben de esto, que se lo trabajan desde hace muchos años y diría también que les apasionan. Cuidan de su negocio pero lo hacen con argumentos válidos para la competición. Y es que, a fin de cuentas, ambas cosas no dejan de ser lo mismo.

Partiendo de esta premisa, soy de la opinión de que la llegada de Dorna al Campeonato del Mundo de Superbikes sólo puede traer cosas positivas. La evolución de los grandes premios desde que ellos tomaron su control hace ya más de dos décadas es tan indiscutible como impresionante. Hoy ya tienen detrás todo ese saber hacer, seguro que no cometerán los mismos errores y cuanto hagan redundará en beneficio de las Superbikes: sus pilotos, sus equipos, sus marcas, sus organizadores, sus patrocinadores, sus seguidores… Y pretenden que sea así por esa razón tan simple de que si a todos ellos les va bien, igualmente ocurrirá con la cuenta de resultados de la compañía. Así que yo vuelvo a confiar en Dorna…