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Minimizar los riesgos innecesarios

Ya he comentado en varias ocasiones que Kimi Raikkonen me parece un personaje extraordinario de la Fórmula 1, un tipo carismático dentro de su rareza y que le hace mucho bien al espectáculo de los grandes premios, en ocasiones algo encorsetado. Desde esa perspectiva, me han entusiasmado las imágenes del finlandés haciendo motocross junto a los pilotos del equipo de su propiedad. Saltando, derrapando, subido por los peraltes, dando a gas a saco… Disfrutando como lo haría cualquier apasionado al mundo del motor, igual que lo hace cuando se pone al manillar de sus espectaculares motos custom, a las que son tan aficionados los nórdicos (preparándolas dejan transcurrir los fríos y largos meses de invierno en los que no pueden salir a rodar). Sin embargo, a continuación, pensándolo más fríamente caí en que estábamos a sólo unos pocos días del GP de China…

Y, claro, así la cosa cambia, sobre todo imaginando lo que pueden opinar en Lotus viendo a su estrella descontrolando de ese modo. Porque una de las características de la mayoría de los pilotos, al menos de todos los buenos, es su carácter competitivo, ese afán de superación que les impide ir despacio ni siquiera a comprar el pan. Imagino que Kimi no estará al nivel de los pilotos que corren con su equipo en el Mundial de MX1, pero viendo las fotos de su entrenamiento tampoco parece ir demasiado despacio, al menos no lo suficiente como para evitar que una caída pueda tener ciertas consecuencias. ¿Imaginan el cataclismo que hubiera supuesto encontrarnos con Raikkonen de baja por el capricho de darse unas vueltas en moto? Y sobre todo en su equipo, después de la desgracia de Robert Kubica… Lo grande de Iceman es que ni siquiera lo oculta y la web de su escudería de motos hace gala de lo bien que se lo pasa el jefe dándole al mango. Lo dicho, un tipo único…