Mourinho no es de la pasta de Mummery

Mourinho no es de la pasta de Mummery

¡Qué manera de batallar bajo el agua! Escribo según ha terminado el Atlético-Valencia y no puedo menos que aplaudir el esfuerzo colectivo (el juego no fue para tanto) de los dos equipos. La Champions en el horizonte, claro, y una rivalidad sorda y reciente entre ambos clubes. El Valencia se había instalado en el tercer escalón del podio del fútbol español. El Atlético considera que ese puesto le pertenece y está dispuesto a recuperarlo. El de ayer era el partido que podía fijar jurisprudencia al respecto. Acabó en empate, sufrido empate para ambos, pero siguen los quince puntos de distancia. Suficiente.

Lo que no consiguió el Atlético fue arrebatar el segundo puesto al Madrid. Segundo puesto, ese objetivo modesto que Mourinho fijó hace ya tiempo, en una modificación de presupuestos a la baja de esas que en estos tiempos hacen todas las empresas cada poco. Alguien me decía ayer que la renuncia llegó demasiado pronto. De Navidad para acá, el Madrid ha perdido en Granada y empatado en Pamplona y Zaragoza. Siete puntos. De siete a trece, seis. Si el Madrid estuviera a seis puntos del Barça posiblemente viviríamos gloriosas emociones de aquí al final. Pero Mourinho no es de esa pasta.

Él es de los entrenadores que tratan de presentar el fútbol como algo muy serio y racional. Algo científico. Es una forma de encopetarse. Nunca habló bien de las remontadas. Sin embargo, a muchos en fútbol (y más en el Madrid) gusta aquella forma de pensar del británico Alfred Mummery, padre del alpinismo moderno: "Cuando todo indica que por un lugar no se puede pasar, es necesario pasar. Se trata precisamente de eso". ¡Le hemos visto tantas veces al Madrid intentar imposibles, y con frecuencia hasta lograrlos! Pero ahora no va de eso. Va de nadar y guardar la ropa... para la Décima. Es otra opción.