Un tigre con cosas de oso

Falcao no está, eso es así. Pero estará. El año pasado vivió una situación similar durante el invierno. Incluso un incómodo runrún llegó a recorrer el Calderón por sus errores (el nueve lo contestó con un gesto poco cortés tras marcar al fin un gol, 11 de marzo). A la que asomó la primavera, el colombiano volvió a ser el del otoño, disparó su rendimiento y armó la que armó en Bucarest. Lo suyo es un asunto estacional, tiene que ver más con el calendario (posiblemente con el frío) que con el juego. Es tigre, sí, pero también oso.

El futbolista, que suma más goles que el curso pasado a estas horas, le preocupa, dice, estar generando menos ocasiones (o que sus compañeros no se las fabriquen). Puede ser, porque ya no está Diego Ribas a su lado y el Diego que sí está, Costa, acapara el protagonismo ofensivo del Atlético (tiene una forma de ser y de jugar que convierte en un asunto menor lo que no ocurre a su alrededor). Aún así, el problema parece menos atribuible al equipo que al nueve y su reloj biológico. Así que no se alarmen. Ya es primavera en el Manzanares. Y con el polen acostumbra a volver Radamel.