De cómo Burgos llamó Clemente a Aguirre y el Betis habló con Arminio
Un viejo héroe. El Sevilla dedicó esta semana a Rumanía su campaña Somos del mundo, Somos de todos. Además de abaratar los precios de las entradas para ciudadanos rumanos (cinco euros), los invitados al palco fueron Manuel Plesa, cónsul general..., y Helmut Duckadam. El héroe de la final Barcelona-Steaua pisó el césped del Sánchez Pizjuán 27 años después de uno de los partidos más sorprendentes de la Copa de Europa. Del Nido le obsequió con una camiseta de portero del Sevilla. Duckadam detuvo los cuatro penaltis que lanzó en su noche negra el Barça.
Escalada. Sin apenas internacionales (Íñigo Martínez e Illarramendi con la Sub-21 y Bravo con Chile), Montanier decidió celebrar la entrada de la Real en puestos de Champions con una excursión a Boltaña, un pueblecito de poco más de mil habitantes cercano al Parque Natural de Ordesa y a pies del Monte Perdido. Allí dejó que sus jugadores montasen en mountain bike, se relajasen en un spa y hasta se asomasen a escalar al Rocódromo de la ciudad. Sólo un detalle discordante. Uno de los monitores del Rocódromo confesó: "Soy del Athletic".
Rikimanía. Después de Valerón, en Riazor ya está Riki. El primer jugador que anunció después del descenso del Deportivo que se quedaría para intentar el regreso a Primera es el primer jugador que alcanza las dos cifras (lleva 11 goles) desde Tristán en la 2005-06. Diego es hoy presidente del Algabeño de su pueblo natal y ha hecho los cursos de entrenador nacional en Las Rozas. Todavía espera una llamada del Betis para trabajar en su cantera. El próximo reto de Riki es Walter Pandiani (llegó a 13 goles), que empezó el año en el Villarreal y soñó con jugar en el Submarino con su hijo Nicolás. Como la oportunidad no llegaba, ambos se han marchado al Atlético Baleares. En la isla esperan cumplir su sueño.
Anécdotas. Al final, Sánchez Arminio sólo reunió a los entrenadores de la clase media del fútbol español. Fueron diez, pero la mañana estuvo entretenida y hasta conciliadora. El Mono Burgos, que fue en representación de Simeone, llamó Clemente a Aguirre. Germán se confundió de Javier y arrancó las risas de los presentes. Luego, la paz. Mel, vehemente pero noble, conectó a través de su teléfono a Sánchez Arminio con Miguel Guillén, presidente del Betis. Pelillos a la mar.