Jugueteando con el futuro de Mourinho

El futuro del entrenador del Madrid es una cuestión demasiado seria como para andarse con zarandajas. Al Madrid no le han gustado algunas actuaciones de Mou. El último episodio, ese dejarse querer tras el partido de Manchester o significar en la Prensa inglesa que ha tenido semanas mejores que la del subidón en los dos Clásicos y la clasificación en Old Trafford. A Mou tampoco le gusta demasiado, más bien le parece una falta de respeto, que el club filtre nombres de entrenadores y que, encima, se meta en las quinielas a Villas-Boas, para tocarle la fibra.

Las posibilidades de continuidad se antojan nulas si se gana la Décima, porque Mou entendería que ha cerrado el círculo (Copa, Liga, Champions) y muy pocas si no la gana, porque la brecha con los capitanes y los medios es demasiado acentuada a estas alturas. El Madrid, en cualquier caso, tiene un problemón. No es fácil el relevo. Mou ha asumido tal cuota de poder y de empatía con una parte de la afición que su marcha dejaría un vacío extraordinario. Y asumiendo su peculiar manera de gestionar, la realidad es que no hay técnico en el mercado que le mejore.