Aún nadie ha convencido al Tottenham
La primera vez que Bale habló en la prensa sobre su deseo de vivir una experiencia en el extranjero fue en este diario. Y no por casualidad. Nos sorprendió su sinceridad y su deseo de postularse como admirador de Cristiano, cuando aún no era claro que iba a ser algo más que un lateral que empezaba a destacar como extremo. Quería más: se le había metido en la cabeza, y también a su entorno, que lo suyo era convertirse en un delantero con libertad para moverse por todos los lados, buscando superioridad en banda, rematando centros, chutando desde fuera del área. Ése era su sueño que, por entonces, sólo cumplía en los entrenamientos.
Al final de aquella entrevista de hace casi un par de años le pregunté por qué se mostraba tan abierto a compararse con Cristiano, a mostrar su aprecio por el Madrid y a anunciar su deseo de recalar en la Liga. Bale es tímido y sabía que aquello no le había salido a él solo. Al final quedó claro que su gente, incluso el entrenador Redknapp, le había convencido de que debía y podía dar tres saltos adelante. Pero, de momento, nadie ha hecho la oferta mareante que convencerá al Tottenham: 60 millones de libras. Si no llegan, se queda para jugar la Champions y, en dos años, inaugurar el nuevo estadio.